Es la mañana siguiente, 8am. La neblina se extendía a lo lejos.
Felix y Edil guían la salida en una lancha hacia mar abierto con la confianza de alguien que ha hecho esto toda su vida, porque así ha sido. Jornada de 8 horas bajo el sol, sabor a sal, horas contemplando el horizonte anhelando y esperando. Soltar, jalar, soltar, jalar. Un par de intentos para pescar sardina en el puerto y pronto nos encontramos en altamar, yendo a no menos de 50 nudos. “Antes se pescaban entre 100 y 150 pulpos por día, hoy a lo mucho entre 10 y 20 y hay que alejarse para agarrar un poco más”, nos contaba Edil mientras pasábamos de largo a varios pescadores flotando como islas en medio del todo que es el océano, esperando a tener suerte.
Felix y Edil guían la salida en una lancha hacia mar abierto con la confianza de alguien que ha hecho esto toda su vida, porque así ha sido.
Jornada de 8 horas bajo el sol, sabor a sal, horas contemplando el horizonte anhelando y esperando.