Regalamos flores a consecuencia de algo o en espera de una consecuencia.
A veces se regalan a tiempo y se gana tiempo.
Otras veces corregimos lo que parecía irremediable.
Pero hay ocasiones en que no hay flor suficiente para revertir el pasado o el paso del tiempo.
Así como la temporada de cempasúchil llega a su fin, los lugares se transforman y las personas también.
Nadie nos enseña a pedir disculpas, soltar una causa perdida o despedir por última vez a un ser amado pero el tiempo tarde o temprano nos enseña cómo. Es parte de crecer.
Jamaica fue parte de nuestra vida.