Ahí se evocan los materiales y esencia de la Toscana italiana: sus muros de piedra, techos de teja a dos aguas, madera y acogedora vida de campo. Ahí se vive una vida tranquila, entre largos pastos, árboles y olivos que coronan el fascinante paisaje del Bajío mexicano. Ahí, en la joya de la corona de los pueblos mágicos de México, están las más de treinta hectáreas que conforman Rancho la Loma, una comunidad en armonía.